El corredor de 32 años de Igualada completa 165 kilómetros por el desierto con la ayuda de Albert Jorquera en una carrera en la que el 44% de los participantes no consigue terminar
Pol Makuri y Albert Jorquera han cumplido su sueño compartido después de mucho muchas horas de perseguirlo. Dejan detrás horas de entrenamiento, sufrimiento y esfuerzo. Pero todo ha valido la pena tras cruzar la meta de la Oman Desert Marathon en la tercera posición por equipos tras 168 kilómetros en 35 horas y 10 minutos de carrera. Y como datos curiosos, 243.301 pasos o 10.504 calorías consumidas.
Afrontaban el reto conscientes de que era mayúsculo. Correr 165 kilómetros por el desierto y en autosuficiencia, porteando todo lo que necesitaban: ropa, alimentos y hasta el saco de dormir. Además, lo hacía Pol con hemiparesia, una parálisis cerebral que afecta a la movilidad y desarrollo de la parte derecha de su cuerpo.
Makuri, deportista paralímpico en esquí en Pekín 2022, nacido en La Paz y criado en Igualada (Barcelona), de 32 años, es el primer discapacitado en terminar esta carrera. «Ha sido una prueba muy dura. Más de lo que nos pensábamos. Sabíamos que veníamos a disfrutar y también a sufrir. Hemos hecho las dos cosas, mucho. Hemos tenido dos momentos muy críticos. Uno por tema muscular y el otro por la alimentación. Pero la suerte nos ha acompañado. Ir acompañado me ha ayudado mucho a nivel psicológico y Albert ha sido una pieza clave para poder conseguir estos 165 kilómetros en cuatro días. Para mí ha sido un privilegio poder compartir tantas horas con él», explicó Makuri..
«Ha sido una carrera brutal. Una experiencia increíble. Hemos tenido momentos muy bonitos, hemos reído, pasado por sitios espectaculares que nos quedábamos con la boca abierta. Pero también hemos pasado momentos muy duros. Pol ha sufrido mucho con el pie cuando sumábamos kilómetros y también problemas con el estómago. Pero hemos sabido superar las dificultades a base de lucha y compañerismo. Estamos muy orgullosos y contentos con la experiencia y demostrando que gente que tiene capacidades diferentes puede conseguir cosas increíbles», ha explicado Jorquera.
La carrera, que ha transcurrido por el Sultanato de Omán, uno de los desiertos más extremos, empezó con una etapa de 47 kilómetros de los que los últimos 20 se hicieron durísimos. En la segunda jornada, de 55 kilómetros, se repitieron las sensaciones. Un masaje en uno de los avituallamientos, hacia el kilómetro 30, hizo que, aun sufriendo, pudiera llegar a la meta tras 12 horas.
En la tercera etapa, semi nocturna y de 47 kilómetros, el estómago se convirtió en el principal problema. El cambio de horario en la salida no le sentó bien y tuvo que parar y recomponerse en el avituallamiento del kilómetro 20. Allí se alimentó bien y, ya de noche, pudieron completarla. La última jornada fue la más corta, la de la llegada a la esperada meta de Bidiyah. Allí llegaron tan solo el 56% de los participantes, lo que deja de manifiesto la dureza de esta prueba. «Lo que más me ha costado han sido las dunas, pero también ha sido parte más mágica. Me ha costado porque es un terreno en el que el pie derecho sufre muchísimo. Hemos puesto el cuerpo muy al límite, pero esto me ha hecho más fuerte como persona a nivel psicológico. Pienso que ha sido un reto impresionante que nos llevamos y ellos nos acompañará toda la vida», concluía Pol Makuri.